Somos lo que comemos, es un axioma universal indiscutible. Como especialistas sabemos muy bien que la alimentación que llevamos se refleja en nuestro cuerpo, afectándonos o beneficiándonos en múltiples niveles, y la piel es la primera que lo demuestra.
Por ello el tener una alimentación en pro de una piel saludable es fundamental para conservar la belleza. Esto es un aspecto esencial de todo tratamiento, ya que de nada sirve aplicar las mejores tecnologías y avances cosméticos, si nuestra paciente se alimenta de forma defectuosa.
En la práctica se darán cuenta de que son muy pocas las personas que saben comer bien, la mayoría desconoce los alimentos que son dañinos para el cutis como tampoco tiene presente los que son beneficiosos.
Generalmente la gente le da más importancia al uso de cremas para paliar los defectos de su piel, y se olvidan de nutrirla y cuidarla desde adentro.
Es por esto que el rol de consejeras nutricionales dentro del gabinete es muy importante. No hablamos de indicar una dieta a seguir, sino de brindar la información necesaria para que la paciente pueda alimentarse de manera saludable y así ayudar al éxito del tratamiento a la vez que mejora su estado de salud en general.
Nutrientes para una piel saludable
A modo de guía orientativa veremos qué nutrientes son beneficiosos para llevar una alimentación para una piel saludable, con el fin de que puedan asesorar de manera eficiente a sus pacientes.
Sustancias antioxidantes
Diversas vitaminas, minerales y otros tipos de nutrientes, tienen la capacidad de proteger la membrana celular evitando la oxidación y ayudan a la formación de colágeno, por lo que actúan potentes sustancias antiage.
Entre ellos podemos destacar:
Vitamina A presente en vegetales de hoja verde, patata dulce, hígado, pescados azules, plátanos, calabaza, zanahorias, melón, coles, etc. Mejora la textura y estructura de la piel debido a que estimula la producción de colágeno.
ß-caroteno, precursor de la vitamina A, es un pigmento vegetal carotenoide que se encuentra en grandes cantidades en los tomates, zanahorias, calabazas, duraznos, cerezas, nectarinas, hígado y productos lácteos.
Vitamina C que la encontramos en los pimientos rojos, naranjas, kiwi, frutos rojos, perejil, brócoli, etc.
Tiene la capacidad de potenciar el sistema inmunológico y da luminosidad a la piel. Su consumo y uso periódico asegura un cutis con menor porcentaje de arrugas, mayor suavidad e hidratación.
Vitamina E, se encuentra en semillas de girasol, aceite de oliva, avellanas, brócoli, acelgas, almendras, espinacas, piñones, pistachos, palta, etc.
Promueve una piel lozana y de aspecto juvenil gracias a que combate el daño generado por los radicales libres. Además, estimula el proceso de cicatrización y regeneración del tejido.
Minerales como el selenio que se encuentra en grandes cantidades en el germen de trigo, los mariscos, el atún, las semillas de girasol, carne de cordero, brócoli, tomates, huevos, nueces de Brasil, etc. Protege el organismo contra el cáncer de piel y retrasa el envejecimiento ayudando a conservar la elasticidad de la piel.
El zinc también tiene poder antioxidante, y este está contenido en las ostras, las carnes rojas magras, el hígado, cacao amargo, semillas de calabaza y cacahuates.
El hierro es otro poderoso antioxidante que se obtiene al consumir carnes rojas, berberechos, semillas de sésamo, verduras de hija verde oscura, legumbres, levadura de cerveza, tomillo seco y salvado de trigo entre otros.
El Cobre, es otro mineral que se encuentra en todos los tejidos del cuerpo, pero se almacena principalmente en el hígado.
Las fuentes más ricas de cobre son los granos enteros, frijoles, ostras, levadura de cerveza, chocolate con mayor porcentaje de cacao, cerezas, ciruelas, vegetales de hoja verde, nueces, pollo, hígado, soja y derivados, etc.
Es muy beneficioso para la salud, y a nivel de la piel tiene la capacidad de estimular la producción de colágeno y la regeneración celular, potenciando el efecto de los antioxidantes.
Ácidos grasos insaturados, (ácidos grasos Omega 3) son grasas saludables que aportan nutrientes necesarios para una piel jovial y luminosa. Poseen propiedades antioxidantes, por lo que son necesarios si se quiere retrasar la aparición de los primeros signos de la edad. Además, tienen la capacidad de regular la producción sebácea.
Los ácidos grasos insaturados se encuentran en peces de mar como el atún y el salmón, en el aceite de oliva virgen extra, lino, canola y de soja, las nueces, almendras, huevos y palta.
Resveratrol
Es un antioxidante que ha tomado mucho protagonismo últimamente. Se encuentra principalmente en la piel de las uvas rojas, el vino tinto, las moras, grosellas y maníes, posee gran cantidad de polifenoles como antocianinas, flavonoides y proanthocyanidins.
Tiene la capacidad de renovar las células, retrasar el envejecimiento, impedir la aparición de enfermedades relacionadas con la edad, y estabilizar la producción hormonal entre muchas cosas más. Posee propiedades antinflamatorias, inhibe la formación de células cancerosas e inhibe el efecto del colesterol malo.
Agua
Además del aporte de nutrientes, la hidratación es fundamental, y no se consigue solo con el aporte de cremas hidratantes.
Es indispensable beber agua (y solo agua, pura y limpia) para mantener la piel sana y elástica, fomentar la regeneración celular, producción de colágeno y elastina, así como también para eliminar toxinas de todo el cuerpo.
Además, en el caso del agua mineral (baja en sodio), esta aporta nutrientes favorables para la piel como el cobre, selenio y sulfuro.
Es válido hacer una aclaración importante, como agua la paciente no debe entender:
- Beber infusiones como te, café, mate… estas deshidratan.
- Beber bebidas carbonatadas.
- Beber jugos naturales o artificiales.
Para digerir y asimilar toda bebida que no sea solo agua, el cuerpo usa sus reservas de agua, por tanto, además de cualquier liquido que se ingiera es necesario tomar AGUA.
Alimentos perjudiciales para la salud de la piel
Como todo en esta vida no es color de rosas, existen alimentos que dañan el organismo y por ende repercuten en el estado de salud y apariencia de la piel, por lo que conviene evitarlos o en su defecto, consumirlos con mucha mesura. Entre ellos encontramos:
- Bebidas estimulantes como alcohol, café, bebidas energizantes.
- Grasas saturadas.
- Harinas refinadas.
- Azucares refinados.
- Endulzantes artificiales.
- Exceso de carnes rojas.
- Embutidos.
- Exceso de sal.
- Comida chatarra.
- Bebidas carbonatadas.
- Alimentos procesados.
Una ingesta excesiva y prolongada de estos, o algunos alimentos del listado anterior, pueden causar una severa deshidratación de la piel y cuerpo, bloqueo de las células, obstrucción de los poros, exceso de producción de sebo, irritación, dermatitis, flushing, hipersensibilidad solar, manchas, falta de luminosidad en el cutis, laxitud muscular y dérmica, mala absorción de nutrientes importantes, descalcificación de los huesos, brotes de acné, etc.
Es tu deber como especialista, el asesorar a tus pacientes e instruirlos para que puedan tener una alimentación más saludable, que no solo beneficia el tratamiento que se puedan estar realizando, sino que también los favorece en su salud a nivel integral.
No se trata de indicar una dieta a seguir, sino de orientar sobre qué alimentos son beneficiosos y cuáles es mejor evitar, o comer muy esporádicamente.
En los casos que consideres necesario, no dudes en derivar a tu paciente con un nutricionista de confianza para que le realice un plan dietario acorde a sus requerimientos, y teniendo en cuenta el problema estético que le estás tratando en el gabinete.
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